Hacia una educación de calidad en la era digital

En los últimos años la implantación de una sociedad de la información y del conocimiento, a través de las tecnologías de información y comunicación, es un hecho incuestionable y su adaptación dependerá de las capacidades que cada persona vaya desarrollando a lo largo de su vida. En este sentido las tecnologías de la información y la comunicación tienen un valor reconocido como herramienta de apoyo al aprendizaje, la construcción social del conocimiento y el desarrollo de habilidades y competencias para aprender de forma autónoma.

La UNESCO comparte los conocimientos respecto a las diversas formas en que la tecnología puede facilitar el acceso universal a la educación, reducir las diferencias en el aprendizaje, apoyar el desarrollo de los docentes, mejorar la calidad y la pertinencia del aprendizaje, reforzar la integración y perfeccionar la gestión y administración de la educación.

La tecnología digital está presente en todas las actividades humanas, facilitan nuestro trabajo diario, nos dan comodidad y buscan satisfacer  de alguna manera nuestras necesidades y tienen un impacto muy grande en la calidad de la educación. Frente a este fenómeno debemos de preguntarnos:

¿Cómo las aprovechamos para mejorar los aprendizajes de los estudiantes?

¿Estamos formando niños, adolescentes y jóvenes para que sepan utilizar la tecnología digital para mejorar su calidad de vida?

¿Cuál debe ser el propósito de las políticas educativas en relación a las tecnologías de información y comunicación en las instituciones educativas?

Empezaremos por aceptar que vivimos en un mundo que cambia cada día, donde la ciencia y la tecnología avanzan vertiginosamente  y cuyos conocimientos son los motores del desarrollo de  un país, en donde los estudiantes tienen otras formas de relacionarse  y comunicarse con los demás.

Las nuevas generaciones, viven intensamente la tecnología digital y esto tiene grandes  impactos en los jóvenes, ya que tienen acceso libre a una  gran cantidad de información fuera de la escuela, nuevas formas de relacionarse en el ciberespacio y muchos de ellos sin control alguno por parte de los padres o educadores.

Las políticas educativas deben buscar cerrar o minimizar las brechas digitales en las instituciones educativas, para ello deberá promover la alfabetización científica y tecnológica en los estudiantes y docentes de todo el país, con una adecuada infraestructura, de acuerdo a la realidad económica, social, cultural o geográfica.

Las tecnologías de información y comunicación,  se han convertido en un valioso recurso para la enseñanza y debemos aprovecharlo como un recurso,  para mejorar la calidad  de la enseñanza y los aprendizajes de los estudiantes.

El incremento de la información  favorece el trabajo colaborativo y el autoaprendizaje, donde el profesor cambia su rol de transmisor de conocimientos, a ser considerado como motivador, programador, director y coordinador del proceso de aprendizaje, mientras que el estudiante, puede aprender a su propio ritmo y potenciar sus actividades colaborativas, cooperativas y de trabajo en equipo.

Para ello es necesario que se implanten políticas educativas que prioricen  la alfabetización científica y tecnológica del docente y del estudiante. Esto permitirá al docente tener conocimiento sobre el uso de éstas tecnologías en el desarrollo de sus actividades pedagógicas con sus estudiantes y orientarlos de manera adecuada, para que estos puedan manejar eficientemente la información de la web, sepan comunicarse en el ciberespacio, trabajen colaborativamente y cooperativamente con sus pares y  desarrollen su autonomía, para que puedan tomar  decisiones acertadas en su vida diaria.

Docente: Mg. Nelly D. Tuesta Calderón

Referencias

https://es.unesco.org/themes/tic-educacion

Tecnología Digital: en su capacidad está su fragilidad

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